Vinculadas al monte, a las sierras y a los paisajes de dehesa mediterránea podemos fácilmente avistar rapaces (buitres leonados y negros) y aves de gran porte, algunas amenazadas de extinción como el águila imperial ibérica.
En los ámbitos más antropizados encontraremos comunidades faunísticas en su óptimo ecológico, como cigüeña blanca, lechuza, vencejos, golondrinas y aviones, alegrando el ambiente y ejerciendo un control biológico de insectos y otros invertebrados.
Los ríos y lagunas presentan su singularidad dentro del paisaje mediterráneo para dar cobijo a una gran diversidad de especies, alojadas o en tránsito, en cuantías significativas. Además contamos en el Campo de Calatrava con el único espacio lagunar volcánico de la Península Ibérica, relacionado con las emisiones hidromagmáticas y la formación de maares.