Yacimiento í­bero-romano de la Bienvenida

La Bienvenida en la antigüedad estuvo ligada indudablemente con la explotación de las minas de cinabrio y plata. El yacimiento ha podido ser identificado con un importante centro minero citado por las fuentes clásicas con el nombre de Sisapo.

Esta ciudad tuvo una extensión aproximada de 10 Ha. y estaba rodeada por una muralla de más de 3 metros de ancho con unas 28 torres. En el interior del recinto se han encontrado restos de viviendas de varios momentos culturales desde el siglo VII a.C. hasta el siglo IV d.C.

Entre los hallazgos más importantes figuran las dependencias de una gran casa romana de peristilo o patio porticado enlosado de mármol blanco en el interior, y pavimento de opus spicatum al exterior, fechado entre los siglos I y II d.C.

También han aparecido numerosos objetos arquitectónicos, tumbas y cerámica ibérica, que se pueden ver en el Museo Provincial de Ciudad Real.

Un yacimiento con tan larga vida pasó por momentos de esplendor y decadencia. Se ha podido documentar su importancia antes y después de la llegada de los romanos a España, es decir, en los períodos Ibérico y Romano, pero hoy día sabemos que incluso muchos siglos antes, en tiempos de los famosos reyes de Tartessos, había gentes que llegaron a Sisapo buscando las minas de plata y cinabrio.