Los santuarios, generalmente ubicados sobre asentamientos privilegiados en su entorno geográfico, se prodigan al compás del proceso de la Reconquista, aprovechando edificaciones previas mudéjares, románicas, visigóticas e incluso iberas.
Son lugares de peregrinaje y devoción dedicados a los santos patrones y a las vírgenes, donde se suelen efectuar actos litúrgicos y romerías en primavera u otoño. También suelen acompañarse de actos lúdicos, festejos taurinos, comidas, barbacoas, etc., aprovechando el entorno natural en el que se ubican.