Asentado el territorio, tras la Reconquista por las órdenes militares y con la efervescencia renacentista, se produce un desarrollo económico y social singular entre los Montes de Toledo y Sierra Morena. En el proceso de conversión y evangelización de la fe cristiana se fundan ermitas, monasterios, iglesias y retiros en el marco de una espiritualidad que cobra especial fuerza con la expulsión de los judíos y las sospechas inquisitoriales.
Es en este ambiente donde dos figuras señeras de la Iglesia Católica, dos Doctores de la Iglesia, Santa Teresa y San Juan de Ávila, a los que se suma San Juan Bautista de la Concepción como reformador de la Orden Trinitaria, marcan una profunda huella espiritual en nuestra provincia. Ambos sospechosos de ascendencia judía, desde un férreo compromiso personal, vienen a definir sendas líneas de trabajo con su magisterio, su poesía, su mística y su ascética.